Salmo para hoy Sábado

Salmo para hoy Sábado
Salmo para hoy Sábado

 

¿Por qué se sublevan las naciones, y en vano conspiran los pueblos?

Los reyes de la tierra se rebelan; los gobernantes se confabulan contra el Señor y contra su ungido.

Y dicen: «¡Hagamos pedazos sus cadenas! ¡Librémonos de su yugo!»

El rey de los cielos se ríe; el Señor se burla de ellos.

En su enojo los reprende, en su furor los intimida y dice:

«He establecido a mi rey sobre Sión, mi santo monte».

Yo proclamaré el decreto del Señor : «Tú eres mi hijo», me ha dicho; «hoy mismo te he engendrado.

Pídeme, y como herencia te entregaré las naciones; ¡tuyos serán los confines de la tierra!

Las gobernarás con puño de hierro; las harás pedazos como a vasijas de barro».

Ustedes, los reyes, sean prudentes; déjense enseñar, gobernantes de la tierra.

Sirvan al Señor con temor; con temblor ríndanle alabanza.

Bésenle los pies, no sea que se enoje y sean ustedes destruidos en el camino, pues su ira se inflama de repente. ¡Dichosos los que en él buscan refugio!

Salmo 2

 

Salmo de Ayer

 

Dios es conocido en Judá; su nombre es exaltado en Israel.

En Salén se halla su santuario; en Sión está su morada.

Allí hizo pedazos las centelleantes saetas, los escudos, las espadas, las armas de guerra. Selah

 

Estás rodeado de esplendor; eres más imponente que las montañas eternas.

Los valientes yacen ahora despojados; han caído en el sopor de la muerte. Ninguno de esos hombres aguerridos volverá a levantar sus manos.

Cuando tú, Dios de Jacob, los reprendiste, quedaron pasmados jinetes y corceles.

Tú, y solo tú, eres de temer. ¿Quién puede hacerte frente cuando se enciende tu enojo?

Desde el cielo diste a conocer tu veredicto; la tierra, temerosa, guardó silencio

cuando tú, oh Dios, te levantaste para juzgar, para salvar a los pobres de la tierra. Selah

La furia del hombre se vuelve tu alabanza, y los que sobrevivan al castigo te harán fiesta.

Hagan votos al Señor su Dios, y cúmplanlos; que todos los países vecinos paguen tributo al Dios temible,

al que acaba con el valor de los gobernantes, ¡al que es temido por los reyes de la tierra!

Salmo 76

Salmo de Anteayer

 

Señor, tú has sido nuestro refugio generación tras generación.

Desde antes que nacieran los montes y que crearas la tierra y el mundo, desde los tiempos antiguos y hasta los tiempos postreros, tú eres Dios.

Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, cuando dices: «¡Vuélvanse al polvo, mortales!»

Mil años, para ti, son como el día de ayer, que ya pasó; son como unas cuantas horas de la noche.

Arrasas a los mortales. Son como un sueño. Nacen por la mañana, como la hierba

que al amanecer brota lozana y por la noche ya está marchita y seca.

Tu ira en verdad nos consume, tu indignación nos aterra.

Ante ti has puesto nuestras iniquidades; a la luz de tu presencia, nuestros pecados secretos.

Por causa de tu ira se nos va la vida entera; se esfuman nuestros años como un suspiro.

Algunos llegamos hasta los setenta años, quizás alcancemos hasta los ochenta, si las fuerzas nos acompañan. Tantos años de vida, sin embargo, solo traen pesadas cargas y calamidades: pronto pasan, y con ellos pasamos nosotros.

¿Quién puede comprender el furor de tu enojo? ¡Tu ira es tan grande como el temor que se te debe!

Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría.

¿Cuándo, Señor , te volverás hacia nosotros? ¡Compadécete ya de tus siervos!

Sácianos de tu amor por la mañana, y toda nuestra vida cantaremos de alegría.

Días y años nos has afligido, nos has hecho sufrir; ¡devuélvenos ahora ese tiempo en alegría!

 

¡Sean manifiestas tus obras a tus siervos, y tu esplendor a sus descendientes!

Que el favor del Señor nuestro Dios esté sobre nosotros. Confirma en nosotros la obra de nuestras manos; sí, confirma la obra de nuestras manos.

Salmo 90

 

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