Salmo para hoy Jueves
Señor, tú has sido nuestro refugio generación tras generación.
Desde antes que nacieran los montes y que crearas la tierra y el mundo, desde los tiempos antiguos y hasta los tiempos postreros, tú eres Dios.
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, cuando dices: «¡Vuélvanse al polvo, mortales!»
Mil años, para ti, son como el día de ayer, que ya pasó; son como unas cuantas horas de la noche.
Arrasas a los mortales. Son como un sueño. Nacen por la mañana, como la hierba
que al amanecer brota lozana y por la noche ya está marchita y seca.
Tu ira en verdad nos consume, tu indignación nos aterra.
Ante ti has puesto nuestras iniquidades; a la luz de tu presencia, nuestros pecados secretos.
Por causa de tu ira se nos va la vida entera; se esfuman nuestros años como un suspiro.
Algunos llegamos hasta los setenta años, quizás alcancemos hasta los ochenta, si las fuerzas nos acompañan. Tantos años de vida, sin embargo, solo traen pesadas cargas y calamidades: pronto pasan, y con ellos pasamos nosotros.
¿Quién puede comprender el furor de tu enojo? ¡Tu ira es tan grande como el temor que se te debe!
Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría.
¿Cuándo, Señor , te volverás hacia nosotros? ¡Compadécete ya de tus siervos!
Sácianos de tu amor por la mañana, y toda nuestra vida cantaremos de alegría.
Días y años nos has afligido, nos has hecho sufrir; ¡devuélvenos ahora ese tiempo en alegría!
¡Sean manifiestas tus obras a tus siervos, y tu esplendor a sus descendientes!
Que el favor del Señor nuestro Dios esté sobre nosotros. Confirma en nosotros la obra de nuestras manos; sí, confirma la obra de nuestras manos.
Salmo 90
Salmo de Ayer
¡Sálvame, Señor mi Dios, porque en ti busco refugio! ¡Líbrame de todos mis perseguidores!
De lo contrario, me devorarán como leones; me despedazarán, y no habrá quien me libre.
Señor mi Dios, ¿qué es lo que he hecho? ¿qué mal he cometido?
Si le he hecho daño a mi amigo, si he despojado sin razón al que me oprime,
entonces que mi enemigo me persiga y me alcance; que me haga morder el polvo y arrastre mi honra por los suelos. Selah
¡Levántate, Señor , en tu ira; enfréntate al furor de mis enemigos! ¡Despierta, oh Dios, e imparte justicia!
Que en torno tuyo se reúnan los pueblos; reina sobre ellos desde lo alto.
¡El Señor juzgará a los pueblos! Júzgame, Señor , conforme a mi justicia; págame conforme a mi inocencia.
Dios justo, que examinas mente y corazón, acaba con la maldad de los malvados y mantén firme al que es justo.
Mi escudo está en Dios, que salva a los de corazón recto.
Dios es un juez justo, un Dios que en todo tiempo manifiesta su enojo.
Si el malvado no se arrepiente, Dios afilará la espada y tensará el arco;
ya ha preparado sus mortíferas armas; ya tiene listas sus llameantes saetas.
Miren al preñado de maldad: concibió iniquidad y parirá mentira.
Cavó una fosa y la ahondó, y en esa misma fosa caerá.
Su iniquidad se volverá contra él; su violencia recaerá sobre su cabeza.
¡Alabaré al Señor por su justicia! ¡Al nombre del Señor altísimo cantaré salmos!
Salmo 7
Salmo de Anteayer
Yo amo al Señor porque él escucha mi voz suplicante.
Por cuanto él inclina a mí su oído, lo invocaré toda mi vida.
Los lazos de la muerte me enredaron; me sorprendió la angustia del sepulcro, y caí en la ansiedad y la aflicción.
Entonces clamé al Señor : «¡Te ruego, Señor , que me salves la vida!»
El Señor es compasivo y justo; nuestro Dios es todo ternura.
El Señor protege a la gente sencilla; estaba yo muy débil, y él me salvó.
¡Ya puedes, alma mía, estar tranquila, que el Señor ha sido bueno contigo!
Tú, Señor , me has librado de la muerte, has enjugado mis lágrimas, no me has dejado tropezar.
Por eso andaré siempre delante del Señor en esta tierra de los vivientes.
Aunque digo: «Me encuentro muy afligido», sigo creyendo en Dios.
En mi desesperación he exclamado: «Todos son unos mentirosos».
¿Cómo puedo pagarle al Señor por tanta bondad que me ha mostrado?
¡Tan solo brindando con la copa de salvación e invocando el nombre del Señor !
¡Tan solo cumpliendo mis promesas al Señor en presencia de todo su pueblo!
Mucho valor tiene a los ojos del Señor la muerte de sus fieles.
Yo, Señor , soy tu siervo; soy siervo tuyo, tu hijo fiel; ¡tú has roto mis cadenas!
Te ofreceré un sacrificio de gratitud e invocaré, Señor , tu nombre.
Cumpliré mis votos al Señor en presencia de todo su pueblo,
en los atrios de la casa del Señor , en medio de ti, oh Jerusalén. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor !
Salmo 116