Salmo del Día. Aquí te ofrecemos un Salmo bíblico diario, para inspirar y mejorar tu día a día. Este es el Salmo de hoy que te ayudará…

 

Salmo para hoy Jueves

 

¿Por qué, oh Dios, nos has rechazado para siempre? ¿Por qué se ha encendido tu ira contra las ovejas de tu prado?

Acuérdate del pueblo que adquiriste desde tiempos antiguos, de la tribu que redimiste para que fuera tu posesión.

Acuérdate de este monte Sión, que es donde tú habitas.

Dirige tus pasos hacia estas ruinas eternas; ¡todo en el santuario lo ha destruido el enemigo!

Tus adversarios rugen en el lugar de tus asambleas y plantan sus banderas en señal de victoria.

Parecen leñadores en el bosque, talando árboles con sus hachas.

Con sus hachas y martillos destrozaron todos los adornos de madera.

Prendieron fuego a tu santuario; profanaron el lugar donde habitas.

En su corazón dijeron: «¡Los haremos polvo!», y quemaron en el país todos tus santuarios.

Ya no vemos ondear nuestras banderas; ya no hay ningún profeta, y ni siquiera sabemos hasta cuándo durará todo esto.

¿Hasta cuándo, oh Dios, se burlará el adversario? ¿Por siempre insultará tu nombre el enemigo?

¿Por qué retraes tu mano, tu mano derecha? ¿Por qué te quedas cruzado de brazos?

Tú, oh Dios, eres mi rey desde tiempos antiguos; tú traes salvación sobre la tierra.

Tú dividiste el mar con tu poder; les rompiste la cabeza a los monstruos marinos.

Tú aplastaste las cabezas de Leviatán y lo diste por comida a las jaurías del desierto.

 

Tú hiciste que brotaran fuentes y arroyos; secaste ríos de inagotables corrientes.

Tuyo es el día, tuya también la noche; tú estableciste la luna y el sol;

trazaste los límites de la tierra, y creaste el verano y el invierno.

Recuerda, Señor , que tu enemigo se burla, y que un pueblo insensato ofende tu nombre.

No entregues a las fieras la vida de tu tórtola; no te olvides, ni ahora ni nunca, de la vida de tus pobres.

Toma en cuenta tu pacto, pues en todos los rincones del país abunda la violencia.

Que no vuelva humillado el oprimido; que alaben tu nombre el pobre y el necesitado.

Levántate, oh Dios, y defiende tu causa; recuerda que a todas horas te ofenden los necios.

No pases por alto el griterío de tus adversarios, el creciente tumulto de tus enemigos.

Salmo 74

 

Salmo de Ayer

 

Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos.

Un día transmite al otro la noticia, una noche a la otra comparte su saber.

Sin palabras, sin lenguaje, sin una voz perceptible,

por toda la tierra resuena su eco, ¡sus palabras llegan hasta los confines del mundo! Dios ha plantado en los cielos un pabellón para el sol.

Y este, como novio que sale de la cámara nupcial, se apresta, cual atleta, a recorrer el camino.

Sale de un extremo de los cielos y, en su recorrido, llega al otro extremo, sin que nada se libre de su calor.

La ley del Señor es perfecta: infunde nuevo aliento. El mandato del Señor es digno de confianza: da sabiduría al sencillo.

Los preceptos del Señor son rectos: traen alegría al corazón. El mandamiento del Señor es claro: da luz a los ojos.

El temor del Señor es puro: permanece para siempre. Las sentencias del Señor son verdaderas: todas ellas son justas.

Son más deseables que el oro, más que mucho oro refinado; son más dulces que la miel, la miel que destila del panal.

Por ellas queda advertido tu siervo; quien las obedece recibe una gran recompensa.

¿Quién está consciente de sus propios errores? ¡Perdóname aquellos de los que no estoy consciente!

Libra, además, a tu siervo de pecar a sabiendas; no permitas que tales pecados me dominen. Así estaré libre de culpa y de multiplicar mis pecados.

Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh Señor , roca mía y redentor mío.

 

Salmo 19

Salmo de Anteayer

 

En mi corazón se agita un bello tema mientras recito mis versos ante el rey; mi lengua es como pluma de hábil escritor.

Tú eres el más apuesto de los hombres; tus labios son fuente de elocuencia, ya que Dios te ha bendecido para siempre.

¡Con esplendor y majestad, cíñete la espada, oh valiente!

Con majestad, cabalga victorioso en nombre de la verdad, la humildad y la justicia; que tu diestra realice gloriosas hazañas.

Que tus agudas flechas atraviesen el corazón de los enemigos del rey, y que caigan las naciones a tus pies.

Tu trono, oh Dios, permanece para siempre; el cetro de tu reino es un cetro de justicia.

Tú amas la justicia y odias la maldad; por eso Dios te escogió a ti y no a tus compañeros, ¡tu Dios te ungió con perfume de alegría!

Aroma de mirra, áloe y canela exhalan todas tus vestiduras; desde los palacios adornados con marfil te alegra la música de cuerdas.

Entre tus damas de honor se cuentan princesas; a tu derecha se halla la novia real luciendo el oro más refinado.

Escucha, hija, fíjate bien y presta atención: Olvídate de tu pueblo y de tu familia.

El rey está cautivado por tu hermosura; él es tu señor: inclínate ante él.

La gente de Tiro vendrá con presentes; los ricos del pueblo buscarán tu favor.

La princesa es todo esplendor, luciendo en su alcoba brocados de oro.

Vestida de finos bordados es conducida ante el rey, seguida por sus damas de compañía.

Con alegría y regocijo son conducidas al interior del palacio real.

Tus hijos ocuparán el trono de tus ancestros; los pondrás por príncipes en toda la tierra.

Haré que tu nombre se recuerde por todas las generaciones; por eso las naciones te alabarán eternamente y para siempre.

Salmo 45

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