Salmo para hoy Viernes

Salmo del Día. Aquí te ofrecemos un Salmo bíblico diario, para inspirar y mejorar tu día a día. Este es el Salmo de hoy que te ayudará…

Salmo para hoy Viernes

 

No te irrites a causa de los impíos ni envidies a los que cometen injusticias;

porque pronto se marchitan, como la hierba; pronto se secan, como el verdor del pasto.

Confía en el Señor y haz el bien; establécete en la tierra y mantente fiel.

Deléitate en el Señor , y él te concederá los deseos de tu corazón.

Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará.

Hará que tu justicia resplandezca como el alba; tu justa causa, como el sol de mediodía.

Guarda silencio ante el Señor , y espera en él con paciencia; no te irrites ante el éxito de otros, de los que maquinan planes malvados.

Refrena tu enojo, abandona la ira; no te irrites, pues esto conduce al mal.

Porque los impíos serán exterminados, pero los que esperan en el Señor heredarán la tierra.

Dentro de poco los malvados dejarán de existir; por más que los busques, no los encontrarás.

Pero los desposeídos heredarán la tierra y disfrutarán de gran bienestar.

Los malvados conspiran contra los justos y crujen los dientes contra ellos;

pero el Señor se ríe de los malvados, pues sabe que les llegará su hora.

Los malvados sacan la espada y tensan el arco para abatir al pobre y al necesitado, para matar a los que viven con rectitud.

Pero su propia espada les atravesará el corazón, y su arco quedará hecho pedazos.

Más vale lo poco de un justo que lo mucho de innumerables malvados;

porque el brazo de los impíos será quebrado, pero el Señor sostendrá a los justos.

El Señor protege la vida de los íntegros, y su herencia perdura por siempre.

En tiempos difíciles serán prosperados; en épocas de hambre tendrán abundancia.

Los malvados, los enemigos del Señor , acabarán por ser destruidos; desaparecerán como las flores silvestres, se desvanecerán como el humo.

Los malvados piden prestado y no pagan, pero los justos dan con generosidad.

Los benditos del Señor heredarán la tierra, pero los que él maldice serán destruidos.

El Señor afirma los pasos del hombre cuando le agrada su modo de vivir;

podrá tropezar, pero no caerá, porque el Señor lo sostiene de la mano.

He sido joven y ahora soy viejo, pero nunca he visto justos en la miseria, ni que sus hijos mendiguen pan.

Prestan siempre con generosidad; sus hijos son una bendición.

Apártate del mal y haz el bien, y siempre tendrás dónde vivir.

Porque el Señor ama la justicia y no abandona a quienes le son fieles. El Señor los protegerá para siempre, pero acabará con la descendencia de los malvados.

Los justos heredarán la tierra, y por siempre vivirán en ella.

La boca del justo imparte sabiduría, y su lengua emite justicia.

La ley de Dios está en su corazón, y sus pies jamás resbalan.

Los malvados acechan a los justos con la intención de matarlos,

pero el Señor no los dejará caer en sus manos ni permitirá que los condenen en el juicio.

Pero tú, espera en el Señor , y vive según su voluntad, que él te exaltará para que heredes la tierra. Cuando los malvados sean destruidos, tú lo verás con tus propios ojos.

He visto al déspota y malvado extenderse como cedro frondoso.

Pero pasó al olvido y dejó de existir; lo busqué, y ya no pude encontrarlo.

Observa a los que son íntegros y rectos: hay porvenir para quien busca la paz.

Pero todos los pecadores serán destruidos; el porvenir de los malvados será el exterminio.

La salvación de los justos viene del Señor ; él es su fortaleza en tiempos de angustia.

El Señor los ayuda y los libra; los libra de los malvados y los salva, porque en él ponen su confianza.

Salmo 37

 

Salmo de Ayer

 

Dice el necio en su corazón: «No hay Dios». Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que haga lo bueno!

Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios.

Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!

¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invocan al Señor !

Allí los tienen, sobrecogidos de miedo, pero Dios está con los que son justos.

Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege.

¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!

Salmo 14

Salmo de Anteayer

 

Señor , tú me examinas, tú me conoces.

Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aun a la distancia me lees el pensamiento.

Mis trajines y descansos los conoces; todos mis caminos te son familiares.

No me llega aún la palabra a la lengua cuando tú, Señor , ya la sabes toda.

Tu protección me envuelve por completo; me cubres con la palma de tu mano.

Conocimiento tan maravilloso rebasa mi comprensión; tan sublime es que no puedo entenderlo.

¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia?

Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí.

Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar,

aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha!

Y, si dijera: «Que me oculten las tinieblas; que la luz se haga noche en torno mío»,

ni las tinieblas serían oscuras para ti, y aun la noche sería clara como el día. ¡Lo mismo son para ti las tinieblas que la luz!

Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre.

¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!

Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido.

Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos.

¡Cuán preciosos, oh Dios, me son tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la suma de ellos!

Si me propusiera contarlos, sumarían más que los granos de arena. Y, si terminara de hacerlo, aún estaría a tu lado.

Oh Dios, ¡si les quitaras la vida a los impíos! ¡Si de mí se apartara la gente sanguinaria,

esos que con malicia te difaman y que en vano se rebelan contra ti!

¿Acaso no aborrezco, Señor , a los que te odian, y abomino a los que te rechazan?

El odio que les tengo es un odio implacable; ¡los cuento entre mis enemigos!

Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos.

Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno.

Salmo 139