Un devocional diario para fortalecer tu relación con Dios

Devocional diario

Devocional para hoy Jueves

 

Jesús interviene en nuestro sufrimiento

Cuando ya se acercaba a las puertas del pueblo, vio que sacaban de allí a un muerto, hijo único de madre viuda. La acompañaba un grupo grande de la población. Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: No llores.
(Lucas 7:12-13)

Durante su ministerio terrenal Jesús visitó diversas ciudades de Judea anunciando las buenas nuevas de salvación. Algunas veces él era bien recibido y otras veces no. Una vez, Jesús llegó a una ciudad que se encontraba de luto.

Un gran cortejo fúnebre acompañaba a una mujer viuda llena de lágrimas, llorando la muerte de su único hijo. Aquella escena llamó la atención de Jesús: en medio de aquella gran multitud estaba una mujer sola que iba a enterrar la única familia que le quedaba.

Aquel hogar ya había sido alcanzado por el dolor y el sufrimiento con la pérdida precoz del marido y padre. La viuda, después de haberse visto sola cuidando de su hijo, volvía a sentir el dolor y el desamparo. Ahora sufría la terrible herida de ver la muerte de su hijo amado, del hijo que debía haber cuidado de ella en la vejez.

¡Pero Jesús entró en Naín y cambió la historia de aquella familia y de toda la ciudad que presenció el gran milagro! Cristo se compadeció del dolor de la viuda e intervino en su sufrimiento. No solo la consoló sino que actuó a su favor.

Hoy es igual. Cristo puede entrar en tu vida y en tu familia para transformar tu historia. ¡Cree en él! Él es la resurrección y la vida. Él puede restaurar tu corazón herido y darte consuelo.

Jesús también te dice hoy: «¡No llores!»

Jesucristo no ha cambiado: «Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos» (Hebreos 13:8). Él conoce tu sufrimiento y te consuela. Confía en su amor.

Ora y entrega tu dolor al Señor. Él puede dar nueva vida a tu familia, a tus sueños y a tus planes.

Depende de Dios diariamente y en medio de cualquier circunstancia. No hay un lugar mejor para estar que en las manos del Señor.

¡Jesús es tu amparo! Busca su compañía y nunca más te sentirás solo en medio de la multitud.

Ten esperanza eterna en Jesús. Las pérdidas son terribles, pero cree que él enjugará todas las lágrimas de tus ojos. Junto a Cristo por la eternidad ya no habrá más muerte, ni dolor, ni enfermedades o llanto.

Los tiempos mejores están por venir. El Señor Jesús es la fuerza que necesitas. ¡Él tiene la solución para tu vida!

Para orar:

¡Señor Dios! Tú conoces mi corazón, mis temores y problemas. Nada está oculto a tus ojos. Ven y entra en mi vida, en mi familia, en mi ciudad, y transforma nuestra situación. Tu amor es más fuerte que el infierno y la muerte.

Intervén en nuestro sufrimiento y sana nuestro dolor, Padre. Solo tú entiendes completamente, Señor… Perdona nuestras fallas y la falta de fe en ti. Trae paz y consuelo a mi corazón. En el nombre de Jesús, amén.

Devocional de Ayer

 

 

¡Dios proveerá!

Isaac le dijo a Abraham: «¡Padre!»
«Dime, hijo mío.»
«Aquí tenemos el fuego y la leña —continuó Isaac—; pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?»
El cordero, hijo mío, lo proveerá Dios —le respondió Abraham.
Y siguieron caminando juntos.
(Génesis 22:7-8)

Los versículos de hoy narran un momento de gran prueba que Abraham pasó con su hijo, Isaac. Es la historia tan conocida en la que Dios puso a prueba la fe del patriarca al pedirle que le diera su hijo amado.

Con certeza fue un test sin igual, pero apenas una prueba, pues Dios no quería que Isaac muriera. Abraham mostró que tenía fe en Dios al obedecerle en todo. Él sabía que el Señor que le había concedido el hijo prometido es fiel y que, de ser necesario, él lo resucitaría o proveería el cordero para el sacrificio.

Y así fue: ¡Dios proveyó! Por eso puedes tener la certeza de que también proveerá en tu vida.

Al igual que en esta historia, a veces nuestra fe es puesta a prueba. Aunque no entendamos las circunstancias necesitamos confiar en el Señor pues a través de las luchas que enfrentamos aprendemos a depender más de él.

Tener trabajo, un tratamiento de salud, recursos materiales, qué vestir, etc… todas son necesidades importantes. Pero debemos buscar primero el reino de Dios y su justicia (Mateo 6:31-33). Apoya tu fe totalmente en el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob porque él suplirá a todas tus necesidades para su alabanza y gloria.

Por fe Dios proveerá:

Confía plenamente en Dios. Él es fiel y cumple su Palabra.

Ora y pon toda tu vida bajo el cuidado del Señor.

Dios proveerá lo que necesitas. Pero recuerda que a veces puede que no sea compatible con lo que deseas que él haga.

Descansa en la provisión de Dios, pero trabaja y aprovecha las oportunidades que él trae a tu vida.

Busca orientación constante en la Palabra de Dios. Él provee la sabiduría necesaria para que tomes las decisiones correctas.

Para orar:

Señor Dios, te doy muchas gracias porque tú cuidas de mí. Aun cuando hay dificultades yo sé que estás en control de mi vida. Provee lo que yo realmente necesito, no aquello que quiero.

Ayuda también a mi familia, a la Iglesia, a mis hermanos en Cristo y amigos con sus necesidades diarias. Bendice nuestro país y suple las necesidades de nuestro pueblo, Señor. Dame sabiduría para administrar bien los recursos que me das. Abre puertas, Padre, y haz tu voluntad en mí. En el nombre de Jesús, amén.

Devocional de Anteayer

 

Dios desea nuestro bien

Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por sus reprensiones.
Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido.
(Proverbios 3:11-12)

Muchas veces pasamos por luchas y tribulaciones. A través de muchas de ellas aprendemos, o por lo menos, deberíamos aprender. Recuerda que todo lo que acontece en nuestra vida debe apuntar a la gloria de Dios, hasta los tiempos de dificultad. Está engañado el que piensa que aceptar a Cristo le asegura vivir sin esfuerzo y sin luchas.

Vivir con Cristo es estar consciente de que en medio de las dificultades y desafíos, Dios siempre estará con nosotros. Saber que Dios está a nuestro lado hace una gran diferencia en la manera en la que encaramos los problemas de nuestra vida.

Por eso no debemos despreciar la Palabra de Dios. Por más dura que pueda ser, son esas palabras las que nos llevan a la vida eterna.

La Palabra de Dios es como podar una planta: se hace un corte para mejorar su crecimiento. Dios nos «poda» de ciertas cosas de las que inicialmente nos parece difícil desvincularnos, mas con el tiempo nos damos cuenta de que Dios nos colocó en la dirección correcta.

Por eso debemos estar atentos, pues toda disciplina dada por Dios es para nuestro crecimiento espiritual. ¡Él quiere nuestro bien y no hay por qué temer!

¡Él es nuestro bien!

Si el Espíritu Santo inquieta tu corazón a hacer – o a dejar de hacer – algo, ¡obedece!. Ciertamente esa es la mejor elección a tomar.

Sé humilde de corazón. Un corazón humilde acepta la reprensión y la instrucción.

 

Dios desea nuestro bien. No hay nada que Dios haga que tenga como fin humillar a sus hijos. En caso de que te encuentres en pecado, reconócelo y pídele perdón a Dios. Él es misericordioso. ¡Siempre!

Para orar:

Señor Jesús, quiero agradecerte por tu presencia y tu protección. Enséñame a vivir de acuerdo con tu Palabra. ¡Ayúdame a crecer! Quiero aprender más de ti. En tu nombre, Jesús, amén.

Qué es el Devocional diario

 

El Devocional diario es un momento especial del día que dedicas para tener un tiempo precioso de comunión con Dios. Es muy sencillo establecer una rutina emocionante de descubrimiento y crecimiento espiritual.

Lo lograrás al separar un momento cada día para acercarte al Señor. Durante el Devocional leerás un versículo de la Biblia con una meditación sobre el texto. Luego, meditarás sobre las enseñanzas y cómo aplicarlas en tu vida. Al final, podrás orar.

Cómo hacer tu Devocional diario
Aquí tienes unos consejos para que aproveches al máximo la lectura del mensaje bíblico durante el Devocional diario:

Aparta un momento y escoge un lugar específico: tu momento devocional será más provechoso si dejas de lado el ajetreo e inviertes en un tiempo placentero a solas con Dios.

Lee el versículo o el pasaje bíblico con atención: desarrolla un estilo de vida comprometido con la Palabra de Dios todos los días y evita las distracciones.

Lee la meditación diaria: reflexiona e intenta comprender el propósito de Dios para tu vida a través de los comentarios.

Aplicación práctica: anota tus descubrimientos y no olvides poner en práctica todo lo que has aprendido por medio de la Biblia.

Comparte lo que aprendiste: intenta compartir con otras personas a través de tus conversaciones e interacciones diarias lo que Dios te enseña en tus momentos de devocional diario.

¡No olvides la importancia de vivir una vida totalmente comprometida con la Palabra de Dios!

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